Después de las elecciones del #20D, la vida continúa

La participación ciudadana es un acto consciente del día a día que también tiene una expresión cada cuatro años en las urnas electorales.
Tras las elecciones generales de ayer tenemos un doble desafío: introducir o evitar que desaparezcan de la agenda pública los temas importantes y vigilar el cumplimiento de las promesas electorales. Las urnas no son un voto en blanco, tenemos la responsabilidad de hacer seguimiento a los cargos electos. Debemos presionar para que no se olviden de los compromisos adquiridos, para cambiar políticas o para incluir las que no fueran previamente contempladas.
Campañas, compromisos, partidos, programas, pero, ¿y después qué? 
Lo que salga de las urnas y las política posteriores no sólo te afecta a ti, tu familia, tu entorno, a España, tiene impactos sobre millones de personas, probablemente sobre toda la humanidad como decía en las elecciones europeas María Sande. http://ow.ly/VU2Pb.
Seguirá habiendo desigualdades y pobreza después de las elecciones. Seguro que el debate mediático de los próximos días se centrará en la investidura, en cómo se conforma el Gobierno, en losganadores de las elecciones, y otras cosas similares. Pero lo cierto es que hoy (y mañana) seguirá habiendo personas que no tienen garantizados todos o algunos de los Derechos Humanos. 
«(…) las causas que mantienen a más de la mitad de la población mundial en la pobreza no son imposibles de identificar ni tampoco son inmutables. Entre las soluciones identificadas aparece la “voluntad política» decíamos hace ya un tiempo en el Manual de Campañas para la Movilización Social de ONGAWA. Y añadíamos «La política es la participación activa en la toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad. Por tanto, la política afecta a la asignación de la capacidad de decidir, la definición de objetivos comunes y el reparto de recursos entre los miembros de una sociedad y las relaciones con otras sociedades. Lamentablemente, este concepto tan positivo se percibe socialmente con profunda desconfianza, generada por corrupciones, luchas de poder y dogmatismos de partido».
Las Organizaciones de la Sociedad Civil y, en particular, las ONG de Desarrollo seguiremos con nuestra labor de vigilancia y exigencia porque queremos ver cambios reales. Queremos una política verdaderamente transformadora que no se base únicamente en programas cosméticos, para contentarnos, sino en cuestiones tangibles y medibles. 
Las organizaciones de Desarrollo no queremos sólo un programa político. Queremos un compromiso más a largo plazo, hechos y no palabras, que demuestren la voluntad y la responsabilidad política de transformar y erradicar las causas de la pobreza y de la desigualdad.
No es tarea fácil: pero alguien tiene que hacerla
El momento en el que nos encontramos, seguramente por el debilitamiento del tejido social, reclamar espacios de participación no será tarea fácil. Aún así tenemos que intentarlo.
Es necesario reclamar espacios no sólo para interactuar con nuestros representantes, sino también para presentarles nuestras propuestas y pedirles cuentas sobre lo que están haciendo. No suele haber muchos de estos espacios en lo presencial, o la interacción es bastante complicada. De hecho, las herramientas en las que nos estamos apoyando y que parecían la solución (las redes sociales) parecen ser más una herramienta de propaganda que de interacción real con la ciudadanía. 
No nos queda más remedio que seguir intenándolo a través de esas vías y a través de otras que puedan surgir o que podamos encontrar en el futuro.
¿Cuántas  de nosotras hemos interactuado con algún político y no hemos obtenido respuesta?
A nivel colectivo hemos de seguir participando en campañas y acciones de movilización social e incidencia y reclamando que se nos escuche.
Nuestro trabajo, además de incidir en los programas electorales, consiste también en ejercer una ciudadanía crítica. Seamos críticos. No seamos seguidores de los partidos como si fueran equipos de fútbol, que los defendemos ganen o pierdan, jueguen bien o mal. 
Este momento representa una oportunidad real de cambio: no sólo ha habido elecciones, sino que también se han adoptado importantes acuerdos en materia de sostenibilidad del planeta, erradicación de la pobreza y de las desigualdades. 
Necesitamos seguir trabajando para evitar que pasen otros 4, 8, 15 o 30 años con inacción política. No podemos quedarnos de brazos cruzados.
Ahora que ya ha pasado la tormenta mediática en torno a las elecciones, empezará una distinta. Pero los problemas de la ciudadanía seguirán siendo los mismos. En esto es en lo que nosotras seguiremos trabajando e insistiendo.
Podríamos confiar en que lo harán bien. Pero la experiencia, como mínimo, nos obliga a estar vigilantes. Nuestros representantes políticos no se han caracterizado por cumplir sus compromisos y por poner por delante a los Derechos Humanos y al Planeta. Así que te invitamos a seguir haciendo ese ejercicio activo de ciudadanía para que no se olviden que las personas y el planeta son lo primero.
Jorge Castañeda Pastor, Responsable de Campañas y de Comunicación Externa, ONGAWA
Verónica Castañeda Blandón, Responsable de Sensbilización y Campañas, Coordinadora de ONGD

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