El empobrecimiento injusto

La pobreza nos puede tocar a cualquiera. Que se lo pregunten a Iñaki Urdangarín, nuestro Duque ‘Em…Palma…do’. A nadie le gusta experimentar la pérdida de derechos y dignidad que supone el empobrecimiento económico. Quizás un miembro de la Familia Real no sea la persona más adecuada para hablar de pobreza. Quizás nuestro Duque nunca haya experimentado lo que es el ‘empobrecimiento injusto’, más allá del supuesto saqueo de fondos públicos al que nos ha sometido él con sus presuntas actividades delictivas. Quizás forma parte de ese 1% que vive por encima de nuestras posibilidades. Sin temor a equivocarme, Iñaki participa del selecto grupo de élites responsables de la desigualdad mundial. Elites que acumulan recursos y riquezas a costa del deterioro sistemático de la calidad de vida del 99% de la población.

En este post no voy a tratar el supuesto empobrecimiento de delincuentes económicos al amparo de la Administración Pública, sino del empobrecimiento real e injusto de las personas más vulnerables, debido a un sistema económico y político que genera pobreza en la mayoría de la población mundial. La pobreza no es una desgracia divina, es consecuencia de decisiones políticas, económicas y sociales injustas.

La crisis financiera no ha hecho más que agravar la desigualdad estructural del capitalismo. La mayor intensidad en la transferencia de riqueza de abajo a arriba de la pirámide poblacional en un momento de máxima debilidad económica es una prueba más de que no se trata de una crisis coyuntural, sino de una estafa organizada y consentida en todos los niveles de poder político y económico.

Poniendo el foco en España, encontramos datos escalofriantes de empobrecimiento injusto más allá de Urdangarín. 13 millones de personas viven en situación de riesgo de pobreza. 6 millones de personas desempleadas y  7 millones de trabajadores pobres suman el empobrecimiento estructural. La clase media y los grupos más vulnerables de la población española han sufrido un proceso creciente de devaluación de su calidad de vida, que no ha sido contrarrestado con eficacia por las políticas sociales y otras medidas de lucha contra la pobreza.

De 2009 a 2011, la pobreza aumentó en España 2,3 puntos porcentuales, esto es, 10.287.527 personas. Según el último informe presentado por Intermón Oxfam, si continuamos por la senda de la austeridad y los recortes, España llegará a 18 millones de personas en situación de pobreza en 2022. Nos situaremos en un 40% de pobreza en diez años, es decir, 2 de cada 5 personas en España serán pobres. El  20% de las personas más ricas en España ingresará 15 veces más que el 20% más pobre. Este es el empobrecimiento injusto. El empobrecimiento estructural de la mayoría por el desmantelamiento de las medidas de redistribución de la riqueza es el empobrecimiento injusto REAL.

¿Qué podemos hacer? Debemos exigir que la lucha contra la pobreza y la exclusión social formen parte de las prioridades políticas. Nada es más urgente que garantizar la calidad de vida de las personas más vulnerables. Se deben coordinar estrategias a corto, medio y largo plazo de la sociedad civil que garanticen invertir en lo social. Necesitamos una fiscalidad que no penalice a las rentas del trabajo, sino que garantice la redistribución de la riqueza y las políticas sociales.  Si no hacemos nada, cuando la crisis acabe, seguirá habiendo millones de personas cuyo derecho a una vida digna seguirá siendo vulnerado. El empobrecimiento injusto.

Jonás Candalija, Periodista. Especialista en TIC, información internacional, Balcanes y Oriente Medio

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