Existen alternativas, otra riqueza es posible (y mejor) #EstoSíEsRiqueza

Hoy escribe de Carlos Escaño, Alianza por la Solidaridad 

Reivindicamos el derecho a construir un mundo mejor, y para ello qué mejor que empezar por nosotras mismas. Y lo hacemos desde la alegría de saber que sí se puede lograr, juntándonos y poniéndolo en práctica, disfrutando de la democracia como un derecho a la participación y un compromiso por la equidad, la libertad, la solidaridad y limages4a cooperación entre los pueblos. ¡No es poco!

Y es que frente al miedo que paraliza, frente el desánimo que lleva a la inmovilidad, frente a aquel cuento que nos decía que la historia nos viene dada y que no se puede hacer nada, hoy tan solo un férreo vendaje puede impedir que veamos los logros de la movilización ciudadana. Podemos verlo estos días con el éxito de cientos de movilizaciones en todo el mundo, también en España, frente a políticas que atentan contra los Derechos Humanos.

Una vez tomada la decisión de que intervenir en la política es posible y necesario para la salud democrática de un pueblo, en ocasiones nos abruma contemplar que este mundo, hermoso e inmenso como él solo, está cargado de interdependencias a nivel global, y que con frecuencia éstas provocan profundas desigualdades entre y dentro de los Estados. Nuestro mundo hoy en día es global, y por tanto nuestro compromiso debe ser de tal envergadura. Muy bien, gracias. ¿Y qué puede hacer un individuo frente a tamaña complejidad? Tenemos ejemplos muy recientes para ver que sí hay soluciones.ES_post-pcm-blast15126011977_4d6bfe8d04_z

El pasado 21 de septiembre tuvo lugar la movilización contra el cambio climático más grande de la historia. La Movilización Climática de los Pueblos  exigió a los líderes políticos “Acción más que palabras” para así crear un mundo con una economía al servicio de la gente y el planeta. Se opone de este modo al imperante modelo económico que, priorizando el poder de los mercados, el libre comercio y las prácticas especulativas en bienes tan básicos como los alimentos ha demostrado ser tan abrasivo con la Tierra, como con los derechos de las personas. Veremos si los citados líderes toman nota de una vez o si siguen mirando para otro lado. Frente a ello, saber que se lucha por un mundo mejor nos hace sentir parte de una lucha global cargada de dignidad y de sentido común.

Existen más luces en la penumbra. Movimientos internacionales como Vía Campesina, que agrupa a millones de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, pueblos sin tierra, indígenas, migrantes y trabajadores agrícolas de todo el mundo. Vía Campesina es hoy uno de los principales actores en los debates alimentarios y agrícolas, defendiendo la Soberanía Alimentaria desde que la propuso en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996. La soberanía alimentaria apuesta por el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. No es poco, pero además da con la clave de poner a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas.

Sin duda nos enfrentamos a grandes retos a nivel global. Sin embargo, y sin perderlo de vista, el cambio puede empezar, una vez más, desde lo local. En este sentido se proponen modelos alternativos de desarrollo, que sean integrales, sostenibles, con énfasis en lo local, que orienten hacia nuevas formas de producción y consumo, y que tengan como fin último el bienestar de toda la sociedad, asegurando el ejercicio pleno de los derechos a un medio ambiente seguro y saludable, a la tierra,  a la alimentación adecuada y a un empleo digno.

La Red de Economía Solidaria nos pregunta cómo es posible que 250 personas tengan tanta riqueza como el resto del mundo. Como alternativa a tamaña insensatez encontramos la economía social y solidaria como una forma diferente de entender la actividad económica, que promueva de manera sostenible las bases materiales para el desarrollo personal, social y ambiental del ser humano por encima de otros intereses. En esta línea se apuesta por el modelo de Mercado Social como red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios y aprendizaje común que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios, en un territorio determinado, constituida tanto por empresas y entidades de la economía solidaria y social como por consumidores/15300761312_d8299ee23b_zas individuales y colectivos.

Ante la insistencia de nuestros gobernantes por el crecimiento económico como fuente del bienestar, apostamos por otras alternativas, discutiendo hasta el mismísimo término del crecimiento así como sus ilusorios y tan desiguales brotes verdes. Y es que, ¿no estamos viendo que el cambio climático es un contundente toque de atención a aquellos que pensaban que el mundo y sus recursos son ilimitados? La Coalición Clima denuncia cómo el ecosistema global está seriamente amenazado por el cambio climático, comprometiendo el bienestar y la supervivencia misma del conjunto de la humanidad. Toque de atención para unos, devastadores desastres naturales para todos aunque, como siempre, los más afectados son los más vulnerables y, con frecuencia, menos responsables del calentamiento global.

Frente a ello cada vez son más escuchadas y llevadas a la práctica las teorías del decrecimiento, que entienden que ha de ser inaplazable un cambio radical de la estructura social y económica. Cambio tanto a nivel de la esfera política como individual y colectiva, oponiéndose al modelo de sociedad de consumo. El decrecimiento reivindica la autogestión y la auto-organización, la reducción y el reparto del tiempo de trabajo, la redistribución real de la riqueza, la banca pública, la participación colectiva en la toma de decisiones desde lo local, el fomento de la agroecología y, como no, la reducción del consumo en general.

Alternativas no faltan, y sentirse parte de movilizaciones tanto a nivel global como local por causas justas, necesarias y urgentes como la lucha para frenar el cambio climático, la equidad de género, la soberanía alimentaria o el decrecimiento, son prácticas democráticas que están encaminadas a mejorar tanto nuestra calidad de vida, como la de quienes están a nuestro alrededor.  Junto al carácter  reivindicativo le acompaña la alegría de quienes sentimos  y vivimos la solidaridad, esto es, ser parte de la globalidad y actuar por el bien de ese todo.

¿Te animas?

#EstoSiesRiqueza

Un comentario en “Existen alternativas, otra riqueza es posible (y mejor) #EstoSíEsRiqueza

  1. Es verdad, siempre ponemos el objetivo en lo que falta. Resulta reconfortante tener en cuenta lo que vamos construyendo, que no es poco, y los pequeños avances

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