La prevención de desastres salva muchas más vidas #EmergenciaFilipinas

Carolina García – Alianza por la Solidaridad

Las imágenes del portavoz de Filipinas en la Cumbre sobre el Cambio Climático de la ONU en Varsovia, Yeb Saño, que no pudo contener las lágrimas durante su intervención lo dicen todo. Hablan de impotencia, de dolor, de incomprensión pero sobre todo de inacción.

Hoy nos llegan imágenes de Filipinas donde los efectos del cambio climático son más que visibles, expertos de Naciones Unidas han subrayado estos días en Varsovia la importancia del calentamiento de los océanos en la formación de los tifones, algo relacionado directamente con el calentamiento global.

La respuesta de emergencia salva vidas y es absolutamente necesaria como advierte la CONGDE y las ONG españolas que están actuando ya, pero la inversión en prevención de riesgos salva aún más vidas ya que permite fortalecer las capacidades de la población de hacer frente a este tipo de desastres y reduce su vulnerabilidad frente al próximo tifón. Filipinas, uno de los países que más sufre el paso de tifones, con 22 tifones anuales de media, vive en una emergencia permanente, por ello es necesario incidir en la necesidad de trabajar desde la perspectiva de la adaptación de los efectos del cambio climático. Por que si bien los desastres naturales son “inevitables”, es posible limitar y prevenir los efectos adversos de estas catástrofes.

Más allá de la necesidad de enviar ayuda de emergencia en este momento, fundamental para salvar vidas en este momento, la comunidad internacional debe comprometerse con un trabajo a más largo plazo con la prevención de riesgo de desastres y especialmente con la adaptación de las consecuencias del cambio climático. Aunque el Gobierno filipino sea responsable directo de la protección de su población, ellos solos no pueden hacer frente a las consecuencias del cambio climático que sufren las poblaciones más vulnerables, pero que, sin embargo, es provocado a nivel mundial y especialmente por los países desarrollados.

El trabajo desarrollado hasta ahora por las ONG y cooperación española en algunas zonas de Filipinas demuestra la efectividad de esta estrategia. En las regiones de Bicol y Luzón central y en especial, el trabajo en prevención de desastres con la Gobernación de Albay (Bicol) han permitido el fortalecimiento de los mecanismos de alerta temprana y de respuesta inmediata, contribuyendo a un fortalecimiento de los sistemas de coordinación de emergencias, la puesta en marcha de centros de evacuación y la formación especializada en la gestión de emergencias de personal especializado y la sensibilización de la población en general. Todo este trabajo sin duda ha contribuido a reforzar la resiliencia, es decir la capacidad de afrontar un nuevo desastre y recuperarse de forma temprana, reduciendo la vulnerabilidad de las comunidades más pobres.

Sin embargo, los brutales recortes en la Ayuda Oficial al Desarrollo, ha hecho que organizaciones como la mía tengan que abandonar Filipinas después de 20 de trabajando, entre otros, en prevención del riesgo de desastres. Lisa Lim (Directora de Institute for Social Order –ISO-) y compañera filipina nos comentaba desde allí “La devastación en Visayas fue realmente mala. Gracias a Dios, la zona de Bicol y Butuan no se vieron afectadas. Yo creo que los esfuerzos de preparación que emprendimos en nuestro convenio anteriormente hubieran prevenido el caos si algo parecido hubiera pasado en nuestras áreas”. Aunque ya no tenemos presencia física, hemos decidido continuar apoyando a nuestras socias locales respondiendo a su llamada de emergencia.

Mientras tanto, el Gobierno Español se afana en visibilizar la ayuda enviada; sin embargo con la caída de la ayuda humanitaria en los presupuestos –un recorte de casi el 90% en los últimos tres años- parece imposible que el Gobierno español en estos momentos pueda realmente proponer una estrategia sostenida que permita verdaderamente ayudar a los millones de damnificados. Además, aunque Filipinas continúe en la lista de prioridades de la cooperación española, la reducción de fondos comprometerá seriamente el trabajo que ONG españolas, locales, instituciones y sociedad civil  desarrollan para hacer frente a la próxima catástrofe, que desgraciadamente podemos estar seguras de que llegará.

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