22 de abril: Celebrar la diversidad…

Este sábado 22 de abril hemos ¿celebrado? el día de la Tierra. Los problemas socio-ambientales que están afectando la vida de nuestro planeta, nuestra casa Común, y la vida de millones de personas, nos colocan delante de un desafío fundamental que dificulta esta celebración: asumir cambios profundos en nuestra forma de vivir y en nuestro modelo económico.

Durante los meses de marzo y abril, la Campaña SI CUIDAS EL PLANETA, COMBATES LA POBREZA, desarrollada por la alianza Enlázate por la Justicia (Cáritas, Confer, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario)), ha venido poniendo el foco en el punto 4 de su Decálogo Verde, donde se lanza la invitación “Apreciarás la diversidad de nuestro mundo”.

Guacamayo rojo en la amazonia peruana, en peligro de extinción.

Porque lo propio de este mundo es la diversidad y la pluralidad. Ahí está también la riqueza de nuestra familia humana, una sola familia pero extraordinaria en las múltiples formas de entender la vida y de buscar caminos de convivencia. Esto también sucede con las otras formas de vida con las que compartimos esta Casa. La diversidad de especies, cada una con un valor en sí misma, es lo que permite la vida. Todo está conectado; por eso, preocuparnos en preservar y cuidar de la biodiversidad que nos rodea es defender las posibilidades y las condiciones de vida para todos.

¿Qué mejor manera de honrar a la Tierra en su día que exhortar a proteger la diversidad en el planeta ante el peligro de perderla?.

No se trata de falso alarmismo: según los informes de la ONU, actualmente se pierden del orden de 150 especies animales por día. Más allá de la frialdad de los datos, lo cierto es que las estadísticas nos hablan de una realidad evidente y de que muchas de las especies animales y vegetales desaparecen sin que hayamos llegado a conocerlas, con todo su caudal de información y conocimiento que ya no será posible aprender.

Como se señala en la encíclica Laudato Sí´, «la inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies (…), no podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho» (LS 33).

MIRAR MÁS ALLÁ DE LO INMEDIATO

En un mundo en el que estamos habituados a disponer de casi todo de forma ilimitada y fácil, de obtener recursos o beneficios tanto particulares como públicos de manera inmediata, este principio del Decálogo Verde nos interpela sobre el poco interés que mostramos acerca de cuáles son los efectos de esos hábitos sobre otros o en el futuro del planeta. De ahí la urgencia de entender que el cuidado de los ecosistemas supone mirar más allá de lo inmediato y que, cuando solo se busca un rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su preservación (LS 36).

EFECTOS GLOBALES DE LA ACCIÓN LOCAL

Aparte del impacto medioambiental que se está produciendo sobre los grandes ecosistemas terrestres, como pueden ser el deterioro de los grandes bosques tropicales o el retroceso de los hielos polares, la Campaña pone también el foco en sucesos que tiene lugar muy cerca de nosotros, como la reducción alarmante de la población de los gorriones o de las abejas, o la progresiva degradación de ecosistemas agrícolas como la Vega de Granada, las huertas murciana y valenciana, que desaparecen ante nuestra indiferencia y hasta con nuestra participación. Estos cambios tienen consecuencias que van más allá del daño aparente, ya que afectan a los espacios, a las personas y a los seres vivos, a la sostenibilidad global del planeta, que se traduce, por ejemplo, en el desplazamiento obligado de seres humanos de sus lugares de origen por la desaparición de sus medios de vida ancestrales y sus fuentes de recursos.

Es importante tomar conciencia de la cuota de responsabilidad que tenemos en este proceso y no seguir descargándola únicamente en las decisiones de los responsables públicos o de los grandes directivos de empresas. Nuestras opciones como ciudadanos y nuestras acciones o hábitos cotidianos también tienen consecuencia, debido al «misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas» (LS 20). Conviene no olvidar que está en nuestras manos corregir o cambiar el rumbo de las cosas y fortalecer nuestra conciencia como reservorio de esperanza a través de la coherencia personal.

VOCES QUE CLAMAN

Entre los materiales editados para difundir el contenido del Punto 4 del Decálogo Verde, se incluye el testimonio de César Tánguila, representante del pueblo Kichwa de Ecuador, quien reclama que cesen los «saqueos de nuestra Amazonía».

“A nosotros –explica— nos duele que nuestra identidad se esté perdiendo, nos perjudica la petrolera, la minería, la maderera y otros asuntos más de los jóvenes, en los que nuestra cultura también está involucrada. Toda esta identidad se pierde, esta manera se pierde”.

Para este indígena de la Amazonía, “debemos luchar entre todos, entre todos hacemos pueblo, sin la unión no hay fuerza, por eso cada uno de nosotros, pensemos, razonemos, pongamos la mano en el pecho para defender nuestro medio ambiente sin contaminación, porque hasta el momento unos pocos tenemos los recursos sanos y otras partes de las comunidades son afectadas y solo queda la miseria”.

“Ya no más saqueos de nuestra Amazonía”, añade César. “Nuestros antepasados, ellos no fallaban, eran los antropólogos, los científicos, los astrólogos, desde la naturaleza nos enseñaban a vivir, a saludar, a compartir, a vivir la cultura, la cosmovisión y eso era la espiritualidad. Por eso es necesario valorar para que nuestra identidad no se pierda, para que estos valores fortalezcan nuestra vida, porque sin la cultura no hay vida”.

[Los materiales de la campaña están disponibles en www.enlazateporlajusticia.org]

 

Equipo sensibilización Enlázate por la Justicia

 “Si Cuidas el planeta, combates la pobreza”

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