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Traducción a cargo de Celia Rico Pérez
Autor Johannes Trimmel | CONCORD
viernes, 28 de abril de 2017 5:13:43
El «Nuevo Consenso sobre Desarrollo» de la UE tiene como objetivo trazar un plan de acción que dé respuesta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en 2030. Sin embargo, parece que el borrador de la propuesta da la prioridad al control de la migración y a las operaciones militares, según indica Johannes Trimmel.
Johannes Trimmel es el presidente de CONCORD, la Confederación Europea de ONG para la Ayuda y el Desarrollo.
He visto la pobreza. En un centro de salud en Etiopía, vi a un chico de 16 años, ciego a causa de una enfermedad que podría haberse tratado fácilmente con unas gotas, si hubieran estado disponibles a tiempo.
En un pueblo en India, conocí a un grupo de mujeres que trabajaban sin descanso para poder dar de comer a sus hijos desde el más absoluto abandono. Ni siquiera estaban autorizadas a dejar el pueblo. En Papúa Nueva Guinea, estuve con niños y jóvenes discapacitados que, por falta de educación y formación profesional, son personas dependientes.
También he visto cómo funciona la ayuda al desarrollo. Ayuda que contribuye a construir sistemas de salud resilientes en las comunidades locales. Ayuda que permite que las mujeres se organicen, que luchen por sus derechos y que salgan de la pobreza y la exclusión. Ayuda que lleva a todos los niños a las escuelas, sin dejar a nadie atrás. La ayuda al desarrollo funciona cuando sirve a su objetivo primario, establecido (de nuevo) en el Tratado de Lisboa de la Unión Europea:
«El objetivo primario de la política de cooperación al desarrollo será la reducción de la pobreza y su erradicación a largo plazo».
En la práctica, y de manera progresiva, la ayuda oficial al desarrollo se considera un fondo de dinero que puede usarse para otros objetivos primarios y para el apoyo de las prioridades políticas de cada país. Ayudar a los refugiados que llegan a Europa es justo y necesario. Sin embargo, cuando el país donante es al mismo tiempo el principal receptor de la ayuda al desarrollo, ¿podemos decir que esta ayuda es real?
La seguridad de las personas es esencial para su bienestar. Sin embargo, cuando la ayuda se destina al mantenimiento de relaciones con los actores bélicos, ¿podemos decir que esta ayuda es real?
Reforzar el sector privado en cada país con el fin de crear oportunidades de empleo es algo bueno. Sin embargo, cuando se justifica el uso de la ayuda al desarrollo para apuntalar la privatización del sector educativo y la salud, ¿podemos decir que esta ayuda es real?
Por tanto, cuando desciende la ayuda al desarrollo que se destinó en 2016 a los países menos desarrollados, ¿de verdad estamos cumpliendo nuestras promesas de no dejar a nadie atrás?
En estos momentos Europa está dando los últimos retoques al Consenso sobre Desarrollo, un marco global que debería guiar la Política sobre Desarrollo de la UE hasta 2030. La iniciativa parte de Federica Mogherini, Alta Representante de la UE, y Neven Mimica, miembro de la Comisión, como una herramienta para llevar a la práctica la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, adoptado por los Estados miembros de la ONU en 2015.
La Agenda exige una transformación que dé prioridad a las personas y al planeta con el fin de no dejar a nadie atrás. El Consenso sobre Desarrollo podría dar una señal inequívoca de que Europa se toma en serio la pobreza, la exclusión y la desigualdad de manera global.
Sin embargo, el borrador dibuja un escenario que refleja más bien lo que considero una serie de tendencias alarmantes. El control de la migración en Europa se sitúa en el centro de las políticas de cooperación al desarrollo. Las operaciones militares y de seguridad se muestran como opciones legítimas en la cooperación al desarrollo. La lectura del texto deja la clara impresión de que la ayuda al desarrollo sirve ante todo a Europa y que se desaprovecha la oportunidad de provocar la transformación que necesitamos.
La ayuda al desarrollo tiene que cumplir el papel que se le asigna en la Agenda 2030 y hacer realidad la promoción de un cambio sostenible a largo plazo, centrado en las comunidades y los países más pobres. La transformación, necesaria en un entorno que cambia de manera rápida, es un desafío enorme al que no se hará frente desde la disolución de la ayuda al desarrollo en otras prioridades políticas. La manera de acabar con la pobreza global no está definitivamente en los intereses cortoplacistas ni en los negocios tal como se conciben tradicionalmente. El Consenso sobre Desarrollo no debería fallar a la hora de dar la respuesta correcta: la solidaridad es lo primero.