Día Internacional de las Personas con Discapacidad
Emilia Mirea. Responsable de Incidencia y Comunicación de HelpAge International España
“La discapacidad radica en la sociedad, no en la persona”. (ONU)
El 3 de diciembre de 1992 se celebra por primera vez el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, un colectivo vulnerable que muchas veces pasa desapercibido en las políticas sociales de los gobiernos y recibe poca atención por parte de la sociedad.
Más de dos décadas han transcurrido desde que este día del año el mundo entero enfoca su atención en las personas con discapacidad; ¿pero es esto suficiente para mejorar la vida de estas personas? ¿Además del deber de las autoridades en ofrecer atención y mejores condiciones de vida a estas personas, desde la sociedad civil estamos realmente entendiendo a las personas con discapacidad y procurando a ayudarles?
Ante todo necesitamos comprender la complejidad y variedad de este colectivo que engloba a mujeres, hombres, niñas y niños con una discapacidad física, sensorial, psicosocial o intelectual. La intersección de una de estas discapacidades con otras barreras debidas al entorno o a la actitud puede impedir la participación plena y activa de las personas con discapacidad en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que aproximadamente 1.000 millones de la población mundial (incluidos niños y niñas y personas mayores) viven con algún tipo de discapacidad, de las cuales aproximadamente 200 millones tienen dificultades considerables en su funcionamiento y dos tercios viven en países en desarrollo. En estas regiones, el 98% de los niños y niñas con discapacidad no asisten a la escuela y la tasa de alfabetización de las personas adultas con discapacidad llega solamente al 3%, y en algunos países se reduce hasta un 1% en el caso de las mujeres con discapacidad. Es precisamente en estos países en vía de desarrollo donde las personas mayores y con discapacidades se ven aún más afectadas como consecuencia de las crisis humanitarias derivadas de los conflictos armados, desastres naturales o falta de atención médica básica.
Las dificultades a las que se enfrentan las personas con discapacidad para conseguir asistencia y protección a lo largo de un desplazamiento, desastre o crisis humanitaria contribuyen al incremento de su vulnerabilidad. Una de las principales consecuencias es la exclusión a la que están sometidas a causa de numerosas barreras físicas y comunicativas, actitudes negativas, así como a la insuficiencia de datos: debido a que las personas con discapacidad permanecen invisibles, se presupone que no están en el lugar y, por lo tanto, no se las incluye en ninguna intervención humanitaria.
Exumeni, anciana de Haití, con una trabajadora de Helpage. Frederic Dupoux/HelpAge International
¿Qué tienen que ver los Objetivos del Desarrollo Sostenible con la discapacidad?
Este año, para celebrar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, la ONU plantea la promoción de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, adoptados en 2015, y que prometen un mundo diferente, igualitario e inclusivo con todas las personas de todas las personas, incluyendo a las personas con discapacidad. Algunos de los objetivos más ambiciosos que incluyen a las personas con discapacidad abogan por garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades y asegurar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos o fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. Son palabras grandes que ofrecen esperanza y fe para un grupo vulnerable y numeroso como las personas con discapacidad que están luchando a diario para integrarse plenamente en una sociedad cada vez más diversa.
Como sociedad civil deberíamos poner en práctica estos objetivos y tomar concienciar sobre la necesidad de las personas con discapacidad para que lleguen a tener una vida digna y activa a través de la aceptación e inclusión de este colectivo en todas las actividades de la sociedad y garantizar, esta vez sí, que “no se deja a nadie atrás”.