La importancia de valorar lo propio en un contexto de crisis #EsPosible

Ya en su época Kant expresó una idea que si entonces tenía sentido, ahora en pleno siglo XXI con mayor razón: “vivimos inevitablemente codo con codo”.

Hasta hace poco tiempo, el mundo estaba organizado bajo parámetros nacionales y políticas estatales. Hoy, este modo de concebir la realidad tanto política, como económica, como social ha cambiado por completo: conceptos como integración, interdepedencia o globalización están a la orden del día.

Este nuevo orden global, al que en definitiva alude la palabra globalización, no sólo apunta a intentos de nuevas pautas de colaboración y entendimiento, sino que la cara de la misma moneda implica también importantes amenazas a las que hay que dar una respuesta de carácter global: la guerra, la pobreza, el deterioro del medio ambiente o la erosión del debilitado Estado de Bienestar en el contexto de crisis económica, son algunas de las que más preocupan en un escenario donde la cooperación al desarrollo tiene mucho que decir y el mundo de las ONG como actores principales de ese escenario también.

La cooperación al desarrollo impulsada por el entramado de organizaciones no gubernamentales se caracteriza por ser un teatro de operaciones difícil, de lucha constante, de establecimiento de metas y búsqueda de medios para alcanzarlas. Si esta tarea nunca ha sido precisamente fácil, en la actualidad con mucha más razón las dificultades se agravan dado el contexto de restricción económica y de recursos que actualmente se sufre tanto en España como a nivel global. El pasado año 2011, España cerraba  sus cuentas representando la Ayuda Oficial al Desarrollo un 0,29% de la Renta Nacional Bruta (RNB), muy lejos del tan citado 0,7%.

Sin duda, esta situación representa un gran reto para todas las organizaciones que día a día administran recursos limitados para necesidades ilimitadas, que por otro lado, crecen al compás de los efectos causados por esa aldea global en la que vivimos.

Pero es importante que en  un contexto desalentador como el que parece apoderarse de la realidad actual, recordemos hechos no menos importantes que cabe tener por bandera ahora más que nunca.

En los últimos 30 años, el número de ONG y su influencia se ha multiplicado rápidamente a nivel global. La contribución de la labor de las organizaciones no gubernamentales como principal aglutinador de la sociedad civil ha sido simplemente esencial. Como destaca Paul Collier, prestigioso profesor de economía,  sin la labor de las ONG África, por ejemplo, no hubiera nunca llegado a figurar en la agenda del G-8. Por su parte, el importantísimo estudio publicado anualmente por la  London School of Economics “Global Civil Society”   ha destacado en innumerables ocasiones  el papel irreemplazable que las ONG han desempeñado en los últimos años. Sin el activismo y el trabajo de las organizaciones no gubernamentales principios como los derechos humanos, la lucha contra la pobreza  o el mantenimiento de la paz, no hubieran evolucionado tan rápidamente.

Además, la participación ciudadana es una herramienta de importancia capital para el buen funcionamiento de la democracia y sin lugar a duda las ONGs proporcionan una plataforma de inestimable precio para canalizar este derecho a la participación en los asuntos públicos.

Otro indicativo del creciente peso que las ONG tienen en la actualidad es el creciente número de organizaciones a las que en los últimos años les ha sido reconocido  el Estatuto Consultivo en las Naciones Unidas: desde las 40 a las que se les concedió en 1941 hasta las casi 3000 que en la actualidad están respaldadas por este reconocimiento. Este estatus implica que las organizaciones que lo poseen son consultadas en relación con las políticas y programas que la ONU pone en marcha en una gran variedad de ámbitos y forman parte del proceso de elaboración, ejecución y evaluación de los mismos, con la consiguiente capacidad de influencia a nivel global que esto supone.

Todas estas razones son únicamente algunos de los ejemplos que conviene recordar en tiempos difíciles. Es importante no olvidar cuál ha sido la trayectoria del trabajo realizado. Es importante no decaer en el empeño de seguir influyendo en las agendas políticas. Es importante recordar por qué se ha llegado hasta aquí, qué ha motivado los logros y qué ha inspirado los retos. Es importante ser conscientes de que ahora más que nunca  vivimos codo con codo y las ONG, y cada uno de sus integrantes tienen la responsabilidad de responder hoy por lo que se dirá mañana del trabajo, la buena gestión y las buenas prácticas de estos actores.

Salomé Arnáiz González

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