Francesc Mateu, vicepresidente de la Coordinadora de ONGD (@frmat)
Hace 218 días, coincidiendo con la manifestación de multitudinaria de Casa Nostra Casa Vostra en Barcelona, nació el contador de #VenidJa. Con medio millón de personas en la calle, con una de las movilizaciones solidarias más grande de la ciudadanía, empezábamos el camino convencidos que con el empuje de muchas personas e instituciones lo conseguiríamos. Hemos encontrado complicidades en muchísimas personas, gobiernos, ayuntamientos. Y esto nos dio esperanza.
Desde entonces cada día hemos estado en las redes diciendo cuántos días y personas faltaban por llegar. 360 entidades adheridas, millones de visualizaciones del contador, periódicos ayuntamientos, radios, televisiones, etc. han mantenido la llama del contador todos estos 218 días. Hasta hacernos pesados, lo sabemos, pero era la única manera de no olvidarlo.
Y ha llegado el día, el 26 de septiembre. Y el 88% del compromiso se ha incumplido. 15.354 personas que tenían una débil esperanza conservada entre luchas, huidas, humillaciones, engaños, violencia y desprecio, ven como la llama se apaga.
Mañana los Estados europeos no tendrán ninguna obligación de acoger a nadie más. Ninguna sanción. Ningún compromiso. El plazo ha caducado y el compromiso desaparecerá como el vestido de la cenicienta. Sí, los acuerdos europeos son así de perversos. Mientras están en vigor no los puedes denunciar porque todavía los pueden cumplir. Cuando se acaban no los puedes denunciar porque han caducado.
Se han creado movimientos sociales solo para el tema, se ha presionado a políticos y dirigentes, manifestaciones, complicidades de medios, partidos y gobierno autónomos, denuncias a la comisión, campañas conjuntas como #VenidYa y #OrgulloDeIncumplir , etc. y nada parece haber sido suficiente para cambiar esta realidad, porque el plazo ha vencido.
No sé si los dirigentes europeos, el Sr. Rajoy, el Sr. Zoido i el Sr. Fernandez Diaz hoy dormirán tranquilos porque se han sacado un peso de encima. O si mirándose al espejo serán conscientes del mal que han hecho, no ejerciendo su responsabilidad. Hoy han hecho el mundo un poco peor. No es un buen balance para ir a dormir tranquilo saber que has hecho el mundo peor.
La presión, aparentemente sólo ha servido para que en estos 218 días hayan llegado de media algo más del doble de personas que en el periodo anterior. El doble es mucho, pero el total de personas llegadas, 1983, es muy poco.
Es un 88% de incumplimiento. Las legalidades para el gobierno de España son relativas. Sólo son intransigentes con la legalidad cuando sopla a favor de lo que piensan, no cuando sopla a favor de las personas y la justicia.
Y 17.337 son solo un grano de arena en los 22,7 millones de personas huyendo de conflictos en todo el mundo. Y ni siquiera hemos podido ser coherentes con el minúsculo grano de arena, con el que el gobierno se había comprometido.
A pesar de que numéricamente es un fracaso, hay que poner las cosas en su lugar. Antes de la llegada de refugiados en Europa, muchas entidades ya estábamos trabajando con refugiados. Aquí y allí. Después del fraude del compromiso europeo en general y del español de una manera destacada, seguiremos trabajando por los que no han venido y por todas las personas refugiadas que tenemos en el planeta. Y por las que ya tenemos en casa, donde hay que mejorar mucho la acogida. La lucha ni empezó aquí, ni acaba hoy.
Y a pesar de que hoy se cumpla el plazo con un 88% de incumplimiento, e todos los pueblos y ciudades de nuestra geografía hemos levantado el tema, las asambleas de Stop Madre Mortum, bienvenidos refugiados y otros movimientos sociales, siguen llenas de gente y actividad, el barco racista no ha podido atracar en ningún puerto catalán, sigue habiendo barcos salvando vidas en el Mediterráneo y todos somos más conscientes de una realidad que no teníamos suficientemente presente.
Hemos sido una sociedad ejemplar. No lo suficiente para cambiar la actitud de este gobierno español y de la UE, pero ejemplar. Y toda Europa lo sabe y lo envidia.
Los problemas que se han gestado durante años, no se pueden resolver en unos meses. Es más, para resolverlos siempre hemos dicho que aparte de la acogida hay que trabajar por las causas que los originan. La sociedad catalana después de una etapa cerrada en sus problemas ha vuelto a mirar afuera y a responder. Y somos una sociedad más madura, más formada y más preparada para seguir luchando.
Hay millones de personas en algún lugar del mundo, desesperadas, la lucha de las cuales no nos permite que nos rindamos. La dignidad de mucha gente y la dignidad propia es un mismo concepto y una misma cosa mucho más entrelazada de lo que pensamos
La lucha por un mundo mejor esta sobre todo llena de personas que no se plantean la vida de ninguna otra manera que no sea con coherencia.
Muchas gracias a quienes, dentro todas vuestras luchas por la dignidad de alguien, habéis destinado un espacio a la dignidad de las personas refugiadas. Y especialmente muchas gracias a quienes seguiréis luchando.
Y un abrazo a todos aquellos que en algún rincón de Europa esperan un espacio de refugio y acogida. Seguiremos trabajando para que lo encontréis.