Palabros de ONG: la Coherencia de Políticas para el Desarrollo

A las ONGD se nos acusa, y  muchas veces con razón, de emplear numerosa jerga, conceptos y términos que nadie entiende. Palabrotas y acrónimos como AOD, contraparte, TTIP, resiliencia, medios de vida, tasa Tobin, IDH…, por poner algunos ejemplos, se le escapan al común de los mortales. Hoy traigo a este blog un concepto muy utilizado, que está de moda estos días de elecciones y nuevos gobiernos y que aun pudiendo ser conocido por los políticos, muchas veces está muy mal utilizado. Se trata del concepto de “Coherencia de Políticas“.

La coherencia es algo que escasea en el comportamiento del ser humano y que en nuestra sociedad toma cada vez más relevancia y es más valorado, para que las personas en las que depositamos nuestro futuro y el de nuestras hijas e hijos sean creíbles y poder confiar en ellas. Este elemento, la confianza es fundamental. Poniendo un burdo ejemplo, un médico no sería coherente si recomienza no fumar, porque el tabaco es malo y perjudicial para la salud, y lo hace fumando. Si ponemos otro ejemplo, relacionado  con la política, un mandatario no es coherente si quiere la paz en Siria, pero por otro lado está vendiendo armas a alguna de las partes en el conflicto. Otro ejemplo podría ser que un gobierno no es coherente entre lo que dice y lo que hace si ha ratificado y firmado el estatuto del refugiado y haciendo alarde público del respeto a los DDHH luego no promueve que la personas que se encuentran en peligro puedan hacer uso de ese derecho, como pueda ser el tratado UE-Turquía de expulsión de refugiados. Estos son ejemplos, reducidos al absurdo y sin matices, pero que pueden ilustrar lo que es la incoherencia y las repercusiones tan nefastas que tienen en la ciudadanía.

Hace tiempo que desde las ONG de Desarrollo se reclama a los gobiernos que sean coherentes con el respeto de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Esta tarea parecía incompatible con los intereses geoestratégicos de los distintos gobiernos, pero realmente no es así. Es perfectamente compatible desarrollar una política de estado coherente con los derechos humanos y que contribuya al desarrollo humano, al de la economía, el empleo, el medio ambiente, la educación, la cultura… es una falacia que no sea posible y el tiempo lo ha demostrado. Parecía que no era posible la producción industrial y el respecto al medio ambiente y las energías renovables e infinitas como la solar o eólica han demostrado que si es posible otro modelo productivo limpio y de consumo responsable que sea sostenible. Desgraciadamente esto lo han tenido que mostrar y demostrar diversas ONG medioambientales a los gobiernos, debido a la incoherencia de éstos, y mucho tiempo se ha perdido para poder salvar el planeta.

La coherencia de políticas para el desarrollo, simplificando mucho, centra sus objetivos en la carta universal de los DDHH, patrimonio de todos/as los/las habitantes del planeta tierra incluso antes de nacer. Se centra en la persona, por y para la persona. Ello obligaría a que un gobierno responsable con los tratados y acuerdos que ha firmado a nivel internacional, coordine y cohesione todas sus políticas a favor de las personas, de la sostenibilidad, del medio ambiente y a favor de la madre tierra. La coherencia de políticas para el desarrollo es clave para la sostenibilidad.  Es la única forma de garantizar el futuro de la humanidad, de reducir el hambre, la pobreza, la desigualdad y la insostenibilidad ambiental. Solo esa coherencia contribuirá a reducir los conflictos armados, la violencia y la corrupción que rampa a sus anchas en nuestras sociedades. Ello obliga a que todas las políticas que parten de todos los ministerios y toda la acción del gobierno se encamine hacia un único objetivo, las personas. No se trata de algo trasversal, sino de un planteamiento nuclear de un gobierno coherente en sus políticas con el desarrollo de las personas.

Muchas veces políticos/as y ONGD no hablamos de lo mismo al referirnos a este concepto. Algunos piensan que es meramente coordinación entre ministerios, otros que la “D” de Desarrollo se refiere a sus intereses económicos y al crecimiento, y no a las personas. Frecuentemente es un dialogo entre instituciones que utilizando las mismas palabras, expresan cuestiones totalmente distintas, e incluso opuestas. En algunos casos desde la política la coherencia puede ser interpretada como “vivir como se piensa es mejor que pensar cómo se vive”. Una frase carga de simbolismo en nuestra sociedad.

Una vez más la sociedad civil innova y poniendo a las personas en el centro,  crea herramientas que sirven para la incidencia política. Un ejemplo es la “Plataforma 2015 y más” que ha creado recientemente el Índice de Coherencia de políticas, http://www.icpd.info/que-es-el-indice/ .Se trata de un sesudo ranking con indicadores sobre qué países son más coherentes para el desarrollo en sus políticas y cuales menos, y muestra por ejemplo como un país con un desarrollo económico enorme como Singapur se encuentra en el último lugar y un país rico como Arabia Saudita está muy alegado de los primeros 50 puestos. El desarrollo de las personas no se mide solo por su renta, sino como el Premio Nobel de Economía Amartya Sen definió, como “la libertad que las personas tienen para elegir su futuro”.

Un gobierno inteligente e innovador debería de aplicar la coherencia de políticas para el desarrollo en todas sus políticas estatales e internacionales, empezando por dotar de recursos a la Ayuda al Desarrollo, no porque sea una obligación moral, sino porque es una obligación legal.

“La felicidad se alcanza cuando lo que uno/a piensa, lo que uno/a dice y lo que uno/a hace se encuentran en armonía”. Mahatma Gandhi.

 

 

Jaime Bará Viñas, Secretario General de la Coordinadora de ONGD-España

 

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