Paz y seguridad: la regulación de los minerales de conflicto #AED2015

Son muchos los asuntos presentes en la agenda internacional relativos a la paz y a la seguridad. En este momento presenta la mayor actualidad el tema de los minerales de conflicto.

¿Alguna vez te has preguntado sobre el origen de las piezas de tu móvil? ¿O sobre las personas que trabajan en la extracción de minerales que componen las piezas de tu ordenador?

Muchos de los minerales con que se fabrican nuestros productos electrónicos se extraen en zonas de conflicto, a menudo bajo condiciones de explotación y violencia. Su comercio ha contribuido durante décadas y contribuye a financiar y alimentar algunos de los conflictos más brutales del mundo y graves violaciones de derechos humanos. Estos minerales pueden terminar en tu teléfono móvil, tu ordenador o tu coche, sin que tú lo sepas.

Cada año, entran en la Unión Europea minerales por valor de millones de euros. Sin controles. Sin preguntas de cómo se han extraído o si su comercio ha alimentado conflictos en Colombia o en República Democrática del Congo o en República Centro Africana, dejando cientos de miles de personas desplazadas.

En muchas zonas del mundo marcadas por la guerra, la explotación y el comercio de los recursos naturales permite obtener financiación a grupos armados, culpables de graves abusos contra la población. Muchas empresas europeas se abastecen de recursos naturales extraídos de estas zonas de conflicto o de alto riesgo.

Empresas europeas y de todo el mundo están alimentando la violencia con sus compras en perjuicio de los derechos humanos, de la paz y del desarrollo. Con nuestro consumo y nuestro ahorro podemos estar contribuyendo a la guerra en estas partes del mundo. Los minerales de conflicto o minerales de sangre se pueden encontrar en nuestros ordenadores, nuestros teléfonos, nuestros automóviles.

No es este un asunto en el que solo estén implicadas empresas europeas. Podemos hablar de veinte fundiciones europeas afectadas. Sin embargo, la gran mayoría de los minerales en cuestión pasa a través de Asia Sur-Oriental donde son procesados antes de ser importados a la Unión Europea. En el mundo hay 320 fundiciones a las que atañe el tema. Esta dimensión mundial del comercio de los minerales de conflicto debe ser contemplada para el éxito de cualquier normativa.

En Europa, alertada por ciudadanos europeos, la Comisión Europea ha propuesto un texto de ley para garantizar el abastecimiento responsable de los minerales que las empresas utilizan cuando se abastecen de zonas de conflicto. Este texto de ley, aprobado el 14 de abril por el INTA (Comisión de Comercio Internacional) se debe discutir ahora en mayo ante el Parlamento Europeo.

El objetivo anunciado del proyecto de reglamento es el de romper el vínculo entre los recursos naturales y los conflictos, como es el caso de la parte oriental de la República Democrática del Congo donde desde hace quince años, mutilaciones, asesinatos, violaciones, esclavitud y desplazamientos masivos son perpetrados contra la población por parte de grupos armados que se financian en gran parte gracias a las riquezas del subsuelo.

Hay que valorar positivamente la existencia de una propuesta de normativa obligatoria europea en este asunto. Sin embargo, desgraciadamente el texto propuesto es ampliamente insuficiente y no atiende los deseos de muchos ciudadanos que han firmado la campaña e-acción. Son tres los principales motivos para esta insatisfacción.

En primer lugar, el reglamento es voluntario para las empresas afectadas, pues no requiere de las empresas involucradas transparencia en sus cadenas de suministro sino que simplemente las “alienta” a ser transparentes. Para que el comercio de estos minerales no sirva para financiar la guerra es necesario un sistema obligatorio.

En segundo lugar, además, la Comisión Europea limita la regulación a cuatro minerales (oro, estaño, tantalio y tungsteno). Esta limitante menosprecia el hecho de que hay muchos otros recursos naturales que contribuyen a financiar abusos contra los derechos humanos en el mundo, como lo son: el cobre, el jade y los rubíes de Birmania; el carbón en Colombia o los diamantes en Zimbabue y en la República Centroafricana.

Por último, en tercer lugar, el reglamento limita su alcance a sólo 480 empresas europeas. Las exigencias deberían ser compartidas por las empresas a lo largo de toda la cadena de suministro para garantizar el respeto de los derechos humanos.

En definitiva, las repercusiones de este reglamento en el terreno y sobre las poblaciones afectadas corren el riesgo de ser mínimas. La regulación que ahora se propone por el INTA no impedirá que los recursos naturales extraídos, a través de prácticas abusivas, entren en los ordenadores portátiles, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos vendidos por las empresas europeas y utilizados por los ciudadanos europeos.

El reglamento propuesto se presenta ante la sesión plenaria del Parlamento Europeo en mayo (del 18 al 21 de mayo). Es una oportunidad clave para mejorar el proyecto de ley que fue votado, el 14 de abril, por los diputados de la Comisión de Comercio Internacional (INTA) y que no es suficiente para detener el sufrimiento y la violencia vinculada a la extracción de recursos naturales en muchos países.

¡Exijamos de los eurodiputados un voto a favor de un reglamento eficaz que contribuya a la restauración de la paz!

Francisco Javier Alonso Rodríguez, Justicia y Paz

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