“… Desde aquel día, después del Diluvio, la pareja de viejitos (el héroe cultural y su mujer) caminaba por todas partes visitando a los vecinos y preguntando qué cosa querían sembrar en sus chacras. Cada uno decía lo que quería sembrar: plátano, camote, papa, maíz. Y todas estas cosas, al día siguiente aparecieron sembradas en las chacras de manera espontánea, y los vecinos quedaban admirados porque no sabían de dónde habían aparecido. Después todos pensaron que esta abundancia podía deberse a la pareja caminante, que andaba recorriendo los poblados creando un Mundo Nuevo. Así, cuando terminaron las lluvias, surgió una Tierra Nueva, una Tierra brillante donde el Kukama ya no hacía el mal, ni la brujería, no tenía envidia de otros y podía vivir en paz en su comunidad. El Viejito, que tentaba, a la gente hizo distinguir lo bueno de lo malo, la gente buena de la mala. Y les preguntaba: ¿qué queréis sembrar en la chacra ?; y unos, que le creían, decían yuca y otros productos, y otros, que no le confiaban, decían que piedras, mientras se reían, y lo que pedían, tenían. Así el Kukama aprendió a diferenciar lo bueno de lo malo, y a apartarse de la gente mala cuando quería vivir en esa Tierra Nueva con un hombre nuevo: Un lugar, aquí en la selva, de calor y lluvia, donde no falte el Sol y el Agua para que todo sea posible. Un espacio posible para todo aquél, Kukama o no, que quiera vivir en paz.” Mito ancestral de la “Tierra Sin Mal” del pueblo Kukama, río Huallaga (Perú)
El pensamiento mítico kukama, pueblo indígena de la amazonía peruana de la familia Tupi-guaraní, gira entorno al caminar del hombre hacia una Tierra que produce sin esfuerzo humano: La Tierra sin Mal (Tuyuka Ipitsatsu). A través de la transmisión oral de padres a hijos de estos mitos se conforma la cosmovisión que anima la vida de estas comunidades indígenas que pueblan la Amazonía. Para ellos, se trata de la imagen idealizada de una época anterior de felicidad y encierra el modelo para el comportamiento humano. En los periodos de cambios rápidos o de desintegración social, el pueblo proyecta esta imagen al futuro. De esta manera, la visión de la Tierra sin Mal es el anhelo de la pequeña comunidad agrícola igualitaria, basada en el parentesco, según la tradición Kukama, la cual llega a ser el modelo para la superación de la crisis del momento. En ella se pesca, se caza y se cosecha para los vecinos; cada familia convoca a la minga (trabajo comunal) para que toda la comunidad trabaje en el terreno familiar dando de comer a todos para hacer chacra y poder sembrar. Algunas interpretaciones llevan más allá este mito afirmando que “los más pobres o marginados, piensan que este mundo, sobre todo las ciudades, es un lugar de corrupción, pero mantienen viva la esperanza de alcanzar algún día una tierra sin mal” (J. Reagan “Hacia la tierra sin mal”)
Hoy vivimos uno de esos momentos de cambios y desintegración social. Hoy, más que nunca, “todo está conectado”, y aparece claro que esta sabiduría ancestral amazónica ilumina de una forma particular un contexto global como el actual. La crisis socio-ambiental que vive nuestro mundo encuentra en esta narración la fábula cuya moraleja nos negamos tozudamente a aplicarnos en el Norte. El deterioro exponencial del medio ambiente y el constante incremento de la desigualdad y la exclusión ponen el foco sobre el modelo energético, de producción y los estilos de vida de las sociedades industrializadas. Además, la constatable interrelación de ambas problemáticas (ambiental y social) pone de manifiesto que sólo un enfoque integral, profundo y global permitirá dar respuesta al momento que viven la humanidad y el planeta.
En este contexto y a partir de la inspiración que supone la concepción de la vida de los pueblos amazónicos, desde la alianza “Enlázate por la Justicia” formada por Cáritas, CONFER, Manos Unidas, Justicia y Paz y REDES se ha lanzado una campaña para los próximos dos años bajo el lema “Si cuidas el planeta, combates la pobreza”.
La campaña bebe, por un lado, del encuentro con las víctimas directas de este modelo de desarrollo injusto e insostenible al contar con la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) como aliado estratégico. Con esta conexión directa con la realidad amazónica se busca visibilizar las luchas por los derechos humanos y denunciar sus violaciones a través de las diferentes realidades en las que este sistema global explota también de manera global. Como un perfecto sistema de vasos comunicantes que hubiera sorprendido al mismo Pascal, las necesidades de agua, energía o alimentos establecen relaciones causa-efecto entre poblaciones separadas por miles de kilómetros de distancia: si tú necesitas biodiesel, él pierde sus tierras; si el ganado que produce la carne que comes se alimenta de soja, sus hijos se enferman de dengue; si la contaminación de nuestras industrias incrementa el CO2, los ciclos de lluvias cambian y ya no hay pescado en los ríos…
Y por otro lado, la campaña mira esta realidad que tanto nos interpela con las “gafas” del Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si”, quien advierte que: “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139). Se trata de una constatación que viene siendo denunciada por distintos sectores de la sociedad, pero en cuya conciencia por parte de la mayoría de la población, la palabra del Papa Francisco tiene una potencia amplificadora que entendemos muy relevante. Adicionalmente, afirma la Laudato Si “las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza” (LS139). Este mensaje del Papa Francisco que inspira el lema de la campaña sintoniza totalmente con el enfoque de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La campaña pretende sensibilizar y movilizar a la base de la Iglesia Católica y a la sociedad en su conjunto en pos de una imprescindible conversión ecológica que implique “cambios profundos en los “estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad” (LS5). Ello se buscará a través de mensajes como la identificación con los empobrecidos y su causa, la simplicidad en nuestros estilos de vida, el amor a la diversidad natural, o la búsqueda de alternativas económicas (Decálogo verde “Enlázate por la Justicia”).
A lo largo de los próximos dos años os iremos trayendo los contenidos de sensibilización e incidencia de la campaña que enunciamos a continuación:
- Para el sector público e institucional: el seguimiento de la implementación de la Agenda 2030 y la definición y cumplimiento de los indicadores Objetivos de Desarrollo Sostenible, con la correspondiente participación de la sociedad civil.
- Para el sector empresarial el desarrollo del Plan nacional de DDHH y empresas y su aplicación.
- Para los estilos de vida y la sociedad civil la sensibilización sobre la realidad del Desperdicio de alimentos y la necesidad de conciencia personal y colectiva y su correspondiente regulación.
- Por último, y en todo lo anterior, la prioridad de la participación de la base social de nuestras organizaciones, del gran número de instituciones vinculadas y de la sociedad en su conjunto para la sensibilización, seguimiento y movilización.
De la misma manera que la Agenda 2030, y al igual que el enfoque que presenta la Laudato Si, es clara vocación integradora de una campaña de amplia base y amplio alcance en lo territorial, en lo ideológico, en sus líneas de actuación… Entendemos que el necesario cambio que a algunos nos resulta evidente pasa por grandes mayorías. Y ello se debe realizar empezando por cada uno de nosotros, cada una de nuestras organizaciones y nuestros entornos de afinidad para llegar la base de la sociedad y a sus estructuras.
Comenzábamos estas líneas tratando de iluminar la crisis que vive nuestro mundo desde el mito amazónico de “la Tierra sin Mal”. De alguna manera sugerimos que el cambio radical que requiere el momento que vivimos puede estar pidiendo cambios en el sistema de referencia con el que interpretamos nuestra vida y nuestra sociedad, en definitiva, un cambio de paradigma. Tal vez sea necesario adentrarse en la selva y explorar en lo profundo y en lo colectivo para salir del “hombre unidimensional”(Marcuse) que va intrínseco con nuestro ADN industrializado y dar así respuesta a los grandes retos que nuestro tiempo plantea… Tal vez nos han faltado estos cuentos del viejo sabio de la comunidad y es posible que encontremos en la selva (La Amazónica) la solución para nuestra selva (la otra selva)… Tal vez “Pobreza cero” en la lengua Kukama se diría Tuyuka Ipitsatsu. Lo que es claro es que en esa Tierra Sin Mal “Nadie se queda atrás” y no es necesario “exigir soluciones con derechos”. Mientras tanto, nos tocará echarnos a las calles en esta semana de lucha contra la pobreza.
Jaime Palacio – REDES, Miembro de Enlázate por la Justicia.
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