Posicionamiento frente a la COP21

En la encíclica Laudato Si´, el Papa Francisco se dirige a todos nosotros, creyentes y no creyentes, para invitarnos a un “nuevo diálogo sobre el modo en que estamos construyendo el futuro del planeta”.

Hoy nuestro estilo de vida, que el Papa ha definido como “cultura del descarte”, nos ha conducido a un nivel de consumo sin precedentes, que ocasiona la destrucción ambiental y el cambio climático. Nunca hemos estado tan lejos de la naturaleza. Es más: “la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas.” (LS 56).

Debemos replantear nuestro modelo de convivencia, buscando el bien común y el cuidado de la creación. Como consecuencia de todo ello, Cáritas Española de cara a la inminente cumbre mundial de Cambio Climático,  ha publicado su posicionamiento.

Posicionamiento de Cáritas Española sobre cambio climático, cumbre de París 2015.
El cambio climático es una realidad en nuestro mundo y nos afecta a todos. De modo particular, atenta contra la vida y los derechos de las personas y comunidades más vulnerables, precisamente aquellas que son menos responsables del cambio climático y más padecen sus efectos. Es una expresión evidente de la crisis ecológica de nuestro tiempo y está estrechamente relacionado con el modelo de producción y consumo. Nos sitúa en la encrucijada entre hacer de la Tierra un hogar habitable para todos o explotarla como una fuente de recursos.

El cambio climático está estrechamente ligado a los derechos humanos, incluyendo el derecho universal a una alimentación adecuada. Si no actuamos con determinación ahora, se pondrán en riesgo décadas de trabajo combatiendo la pobreza. Para Cáritas, actuar para el cambio climático es fundamental para erradicar la pobreza, el hambre y la desnutrición. En diciembre de 2015 se celebrará en París la 21º Conferencia de las Partes, de Naciones Unidas, con el objetivo de alcanzar un nuevo acuerdo climático que permita a la comunidad internacional hacer frente a este reto. Ante esta nueva oportunidad Cáritas hace un llamamiento para que las partes adopten un compromiso serio y transparente, un nuevo contrato social y político que implique un cambio en los patrones de producción y consumo y la búsqueda de un modelo de convivencia centrado en las personas y en el cuidado de la Tierra. Un acuerdo ambicioso que esté respaldado de inmediato por la financiación adecuada.

  • Pedimos específicamente a los estados que:
    1. Alcancen en París un acuerdo firme y vinculante, que tenga efectos concretos y positivos para la población mundial, especialmente para las personas más vulnerables.
    · Hasta 2020, los países industrializados deben conseguir una reducción de emisiones del 40% respecto a 1990, para que la temperatura media global se mantenga por debajo de los 2°C.
    · Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) deben incorporar acciones que respalden los compromisos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
    · Coherencia entre la acción contra el cambio climático y la reducción de riesgos de desastres, posibilitando programas a nivel internacional, nacional y local para aumentar la resiliencia de las comunidades.
    2. Asuman medidas concretas hacia una profunda transformación del modelo económico, con un enfoque centrado en la persona y su relación con la hermana-Madre Tierra. (Documento de los Obispos Latino-Americanos en Aparecida,125)
    · Establecer medidas concretas para un cambio en la matriz energética, haciendo la transición desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables y accesibles para todos.
    · Avanzar hacia un marco normativo vinculante que establezca las responsabilidades y deberes de las empresas con el respeto de los derechos humanos y el buen gobierno corporativo.
    · La prevención y reducción de los impactos socio ambientales y la incorporación de los riesgos climáticos en los procesos de toma de decisiones.
    · Medidas inmediatas de protección, conservación o restauración de los ecosistemas y fuentes de agua afectados por la actividad humana intensiva.
    · Promover políticas públicas sectoriales que fomenten y apoyen prácticas comerciales responsables y sostenibles.
    · Promover pautas de consumo que aborden las necesidades reales de las personas y el uso responsable de los recursos vitales.
    3. Garanticen los derechos humanos fundamentales de todos, con especial énfasis en las personas y comunidades en situación de mayor vulnerabilidad.
    · Derecho de acceso a la tierra, al agua, al alimento y a un medio ambiente sano.
    · Derecho a la Consulta Previa, Libre e Informada de los pueblos indígenas y comunidades tradicionales (Convención 169 OIT y Declaración Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas).
    · Derecho a la participación de los grupos afectados (pequeños agricultores, comunidades indígenas, pescadores y otros) en la elaboración de las políticas de desarrollo, a través de la creación de plataformas nacionales, regionales y locales para asegurar la representación adecuada y activa en el sistema de la CMNUCC. Ellos son los principales afectados por el Cambio Climático y, al mismo tiempo, son fuente de saberes y de prácticas sostenibles del uso de los recursos naturales.
    · Reforzar los mecanismos de protección jurídica para la defensa de la lucha contra el cambio climático, así como los sistemas de vigilancia y control social de las políticas públicas.
    4. Comprometan la financiación necesaria de forma clara y transparente
    · Los países industrializados deben cumplir su compromiso de contribuir con montos suficientes a los 100.000 millones de dólares anuales al Fondo Verde para el Clima. Dichos fondos deben provenir, en su mayoría, del presupuesto público y deben ser adicionales a la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD), nunca un reemplazo de la misma.
    · Como movilización inicial de recursos, exhortamos a los gobiernos a asegurar el pago de, al menos, 15.000 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima en el curso de los próximos tres años
    · De éste, el 50 por ciento debe destinarse a la adaptación al cambio climático, invirtiendo en las comunidades afectadas, en especial para pequeños agricultores.
    · Fomentar la cooperación para un desarrollo ambientalmente sostenible y socialmente justo – por ejemplo, aumentando la agroecología – y la transferencia de tecnologías limpias. Se debe evitar la comercialización irracional de los recursos naturales y la creación de mecanismos de mercado que subestiman el valor inherente de la naturaleza, como los recogidos en la llamada “economía verde”.
    · Eliminar los subsidios a combustibles fósiles y fomentar la inversión en energías renovables.

La respuesta al cambio climático debe involucrar a todos los agentes sociales, políticos y económicos, tanto en el ámbito internacional como nacional. Esta es también una responsabilidad compartida, con diferentes niveles de obligaciones.

Además de los argumentos científicos, técnicos y económicos, las soluciones deben incluir inquietudes éticas y morales, adoptando un enfoque desde los derechos humanos. Para hacer frente a este desafío ecológico, las importantes opciones políticas que se tomarán en los próximos meses representan una verdadera oportunidad para que los encargados de la toma de decisiones a nivel mundial coloquen a las personas más vulnerables y al cuidado de la creación en el centro de nuestro marco de convivencia.

Sebastián Mora Rosado
Secretario General de Cáritas Española

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