“The principles, commitments and actions agreed in the outcome document in Busan shall be the reference for South-South Co-operation on a voluntary basis” (Punto 2 de la Declaración Final del IV Foro de Alto Nivel sobre Eficacia de la Ayuda).
Ahí tenéis la concesión que logró que China suscribiese la Declaración. Una referencia explícita a que la cooperación Sur-Sur, a diferencia de la Norte-Sur (o cooperación tradicional) no estará obligada a seguir principios que concuerden con los derechos humanos, la equidad de género o la sostenibilidad medioambiental. Tampoco estará obligada a ser transparente o rendir cuentas a la ciudadanía, a pesar de ser dos de los pilares básicos en el funcionamiento de cualquier democracia, o precisamente por ello.
Un post-Busan a la carta que no es responsabilidad exclusiva del país asiático. La Unión Europea tampoco ha estado fina. Justin Kilkullen, Presidente de CONCORD decía ayer en la rueda de prensa “La UE ha sido como un fantasma en las negociaciones. Se ha mostrado fragmentada y sin liderazgo. Sólo por tratar de sumar a nuevos actores para acomodar sus intereses geopolíticos han renunciado a principios tradicionales de la política de desarrollo europea. ¿Es éste realmente un mejor acuerdo?”.
El coste para una ayuda de más calidad es importante: no hay compromiso firme con el fin de la ayuda ligada y la obligación de canalizar los apoyos a través de las instituciones del país que recibe la ayuda es bastante retórica. Tampoco se compromete al fortalecimiento de los mercados locales dando prioridad a las pequeñas y medianas empresas en la compra de bienes y suministros o en la construcción de infraestructuras.
Los derechos de las mujeres tampoco salen fortalecidos a pesar del reconocimiento, en el punto 20, de la importancia de avanzar en la equidad de género. El marcado carácter instrumental de la mujer al servicio del crecimiento económico que asume este apartado, coincidente con el que incorpora el Plan de Acción de Género, y la no inclusión de sus derechos a lo largo del documento nos hace dudar del impacto positivo que pueda tener en la vida de las mujeres. La única noticia positiva al respecto es el compromiso asumido por el gobierno de Estados Unidos de reabrir el debate en torno al Plan de Acción, en gran medida debido a la fría acogida que ha recibido por los países con interés de empujar la agenda de género.
La definición del rol del sector privado sigue preocupándonos. El apartado dedicado a este sector (p.32) continúa centrando su atención en cómo crear un entorno favorable para la actividad de las empresas, cuando de lo que se trata es de crear un entorno que favorezca que las empresas efectivamente estén contribuyendo al desarrollo humano. Para ello, los marcos reguladores basados en el cumplimiento de los derechos sociales y medioambientales son aspectos clave, pero ni siquiera son mencionados en la Declaración.
Entre lo positivo: el punto 22 reconoce los distintos roles que las organizaciones de la sociedad civil jugamos y valora los marcos de los que voluntariamente nos hemos dotado para que nuestras acciones tengan más impacto mas significativo en la vida de las personas (Principios de Estambul y el Marco Internacional para la Eficacia de las OSC en el Desarrollo). Pero falla en concretar este reconocimiento al no comprometerse con medidas prácticas y legales acordes con los estándares de derechos humanos que fortalezcan nuestra acción. Los gobiernos no deberían sólo reconocernos como actores sociales sino también como actores políticos que contribuimos a la democratización de nuestras sociedades.
En definitiva, algunas luces pero demasiadas sombras en esta Declaración, consecuencia del nuevo balance de poder entre donantes tradicionales y emergentes, que aspira a un futuro distinto en la cooperación al desarrollo. Un futuro cuyo carácter queda muy bien perfilado en el punto 5: “South-South and Triangular co-operation, new forms of public-private partnership, and other modalities and vehicles for development have become more prominent, complementing North-South forms of co-operation”. Ya lo decía Ángel Gurria, Secretario General de la OCDE en el cierre: “This is not about Aid. It is about Development”.
¿Y ahora qué?
La Declaración abre un proceso al que tendremos que estar igual de atentos para garantizar que el marco internacional que dará seguimiento a los acuerdos represente, en igualdad de condiciones, a todos los actores que trabajamos en desarrollo, y establezca indicadores ambiciosos. Aún no está clara la estructura pero previsiblemente Naciones Unidas va a tener un rol importante a través del PNUD y el UNDCF. Lo sabremos en seis meses.
Igualmente importante es seguir la evolución de los Building Blocks, cuya traducción al español es casi igual de complicada: módulos de implementación de la agenda pendiente. Se trata de iniciativas a las que los países se suman de forma voluntaria para impulsar temas vinculados con la agenda que ha resultado de este Foro. Son ocho temas: Cooperación Sur-Sur, Situaciones de Conflicto y Fragilidad, Cambio Climático, Transparencia, Políticas e Instituciones Eficaces, Gestión de la Diversidad y Fragmentación, Resultados y Rendición de Cuentas y Sector Privado. De momento sólo contamos con sus documentos conceptuales que serán aterrizados a través de planes de acción.
España se ha sumado a dos de ellos: Cooperación Sur-Sur y Resultados y rendición de cuentas. Además previsiblemente suscribirá una declaración conjunta sobre cooperación publico-privada, así como el Plan de Acción de Género.
Busan echa el cierre pero seguiremos trabajando. Un trabajo en el que nos seguiremos articulando con redes y organizaciones de todo el mundo en un esfuerzo colectivo que, a pesar de no haber logrado plasmar todas nuestras demandas en el documento final, sí creemos que ha contribuido, en alguna medida, a que los resultados de Busan sean más ambiciosos de lo que a priori parecía a juzgar por los primeros borradores de declaración a los que tuvimos acceso. Hay mucho en juego para millones de personas.
Cierro agradeciendo al pueblo coreano su hospitalidad. Nos habéis tratado genial. Kamsahamnida!
Cristina Linaje Hervás, Responsable de Incidencia y Seguimiento de Políticas