Sí hay camino: contra la #Riquezaqueempobrece, actúa

Cuando empezamos a trabajar las acciones de la Semana de Lucha contra la Pobreza me vino a la mente una conversación que tuve con mi amigo Matías mientras caminábamos por un lugar que no recuerdo entre Logroño y Burgos. Quizá, aunque nuestro objetivo nada tenía que ver con lo espiritual, el misticismo del Camino de Santiago nos hizo dejar por un momento los comentarios sobre las ampollas, el calor o los dolores de rodilla. Así, mientras Juanmi, el tercero de la “expedición”, nos dejaba atrás, nos pusimos a charlar sobre la riqueza y la pobreza.

¿Es diferente la vida de alguien que tiene 100 millones de euros que la de alguien que tiene 10.000? ¿Cómo es posible que te puedas gastar 100 millones de euros? ¿Te cambia la vida tener una casa más, un coche más, un yate más, un helicóptero más, un jet más? ¿Te hace feliz ir a desayunar a Roma y volver? ¿Ir un fin de semana a Alaska a esquiar? ¿Cuándo pierdes la cuenta del dinero que tienes? Cuando eres multimillonario y tu vida, la de tus hijos, nietos y bisnietos están más que solucionadas, ¿por qué sigues explotando a los trabajadores de tus fábricas? ¿Por qué especulas con alimentos si eso afecta a quienes menos tienen? ¿Por qué te gastas dinero para evadir o eludir impuestos?

De este sinsentido queremos hablar hoy, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. De cierta riqueza, la riqueza que empobrece.

En un mundo cerrado, en un planeta del que, al menos de momento, no podemos salir, y en el que casi nada puede entrar, el reparto de lo que hay es un juego de suma cero, es decir, si tú tienes más, alguien tendrá menos. Puede ser un poco menos, mucho menos o tanto menos que lo que acumules provoque que haya personas que mueran de hambre, sed, enfermedades curables, que no puedan ir a la escuela o que sufran cualquier otra violación de los Derechos Humanos.

En otras palabras, si lo que hay no puede aumentar, la acumulación de riqueza, su acaparamiento y concentración en pocas manos, se convierte en una fuente de pobreza y exclusión de otros. Pero no sólo, además genera graves impactos medioambientales, e incluso, a través de la corrupción, puede ser peligrosa para la democracia. Resumiendo, la acumulación extrema de riqueza no es compatible con el bien común.

Aunque esta idea es más que evidente y prácticamente todo el mundo estará de acuerdo con ella -incluso ese 0,14% de la población acumula el 81% de la riqueza mundial– no siempre la hemos identificado como una de las causas de los males que afectan a toda la humanidad.

 O quizá sí. En España hemos avanzado bastante en este discurso a causa de los recortes que sufrimos. Lo que puede que no tengamos tan claro es que algo similar a lo que pasa aquí ocurre y viene ocurriendo desde hace años también en Mozambique, en Nicaragua o en Bangladesh y que, aunque las consecuencias son variables y de distinta intensidad, hay causas comunes y una de ellas es esa riqueza que empobrece.

Tenemos, por tanto, la tarea pendiente de movilizarnos por unos derechos que, como decíamos hace algún tiempo, o serán globales o no serán.

Hoy, 17 de octubre, es un buen momento para empezar.

Te invitamos, por tanto, a que nos acompañes en este día y en los siguientes, porque somos conscientes de que para lograr el cambio que buscamos el camino será largo. Por si a alguien le cabía alguna duda, nuestro mensaje no es “cacemos al rico”, no os estamos pidiendo que esperéis a Botín o Amancio Ortega en la puerta de su casa. Lo que queremos es que se apliquen medidas que garanticen, como mínimo, una vida digna a toda la ciudadanía. En todo el mundo.

De algunas de estas propuestas hemos hablado estos días: justicia fiscal, tasa a las transacciones financieras internacionales, decrecimiento, fomento de otras formas de riqueza, cambio en las prioridades del gasto público,…

Seguro que hay otras muchas que desconocemos y puede que, si se aplicaran, varias de las que hoy nos parecen buenas no tengan los impactos que deseamos. No lo sabemos. De lo que sí estamos seguros es de que necesitamos un cambio y que sólo podremos lograrlo si nos unimos y movilizamos. Por eso, el 17 de octubre y siguientes:

Contra la riqueza que empobrece, actúa.

  Jorge Castañeda, ONGAWA, Grupo de Movilización y Participación de la Coordinadora de ONGD

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